investigadores de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca, han visto que los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) más antiguos como el diclofenaco también podrían aumentar el riesgo de infarto, como ya se había observado con algunos más modernos, según los resultados de un estudio que publica la revista ‘European Heart Journal’.
Estos fármacos son ampliamente utilizados para tratar cuadros de dolor, fiebre e inflamación a pesar de que algunos se han asociado a efectos secundarios como un mayor riesgo de úlceras o un incremento de la presión arterial. Y desde hace años se sabe que los últimos desarrollados, como los inhibidores COX-2, se asocian a un mayor riesgo de infarto.
«Ahora vemos que otros más antiguos, como el diclofenaco, también puede asociarse a un mayor riesgo, en la misma medida que otros que ya se han retirado del mercado», ha explicado Morten Schmidt, uno de los autores de este estudio, que lo ve «preocupante» porque estos «se utilizan con frecuencia en todo el mundo, y en muchos países sin necesidad de receta».
El estudio, que se llevó a cabo en colaboración con 14 universidades y hospitales europeos, recopiló todas las investigaciones disponibles sobre el uso de estos fármacos en pacientes con enfermedades cardiovasculares.
Y en virtud de estos resultados, «es necesario que los médicos hagan una evaluación exhaustiva de las posibles complicaciones que puede provocar en cada paciente», ha añadido Christian Torp-Pedersen, profesor de Cardiología de la Universidad de Aalborg (Dinamarca) que también ha colaborado en el trabajo, que censura que puedan venderse sin receta si no alertan de los riesgos cardiovasculares asociados.